viernes, 17 de enero de 2014

EQUILIBRIO NATURAL

GASTROGURÚ 17


JOSÉ MARÍA EGEA SÁNCHEZ

LICENCIADO EN TÉCNICAS AMBIENTALES
PROPIETARIO DE TIENDA ECOLÓGICA ZAGALECO

Fotografía: Antonio Juan Gras Alarcón





Dice Lucrecio, poeta y filósofo romano, que “las cosas no pueden surgir de la nada y, si han surgido, no pueden volver a la nada”.
Al escuchar la lucidez con que éste ambientalista de primera promoción ha decidido dar un giro a su vida, para practicar la consecución de una utopía responsable y activa, siento alegría por reafirmarme en la idea de que las nuevas generaciones mejoran los caminos ya trazados. Porque dejar un trabajo estable y casi funcionarial por abrir una tienda de venta de productos ecológicos, y respirar felicidad emocional, saludable y mental, es el ejemplo palpable  de que de las ideas, si tienen una sólida base, se puede vivir.

José María llegó a la conciencia ecológica casi al mismo tiempo que su perseverante padre. Uno siendo estudiante universitario y el otro ya catedrático de liquenologìa. Y cada uno, a su manera, ha perseverado activamente en su descubrimiento.

La aparente timidez  que muestra éste tendero de lo verde, capaz de analizar con sarcasmo y acidez el radicalismo con que ciertos practicantes de teorías alimentarias defienden sus posiciones, desaparece cuando habla de los proyectos que ha ido creando. “Del campo al campus”, una primera experiencia para acercar la producción agrícola de cercanía hasta los estudiantes y profesorado de la universidad de Murcia, y que fue el germen de éste Zagaleco que le lleva, los días que toca reparto, a levantarse a las cinco de la mañana para hacer las entregas semanas que lleva puerta a puerta. Un considerable esfuerzo físico que lleva sonriente en parte debido a su dieta macrobiótica.

En dos años Zagaleco se ha transformado casi tanto como él mismo. Sus clientes, de un espectro de edad y nivel social muy amplio, quieren poder ver y elegir lo que se llevaran a la boca. Y no solo saben lo que quieren, sino que lo defienden a ultranza. Porque quieren saber de dónde vienen las cosas y la cercanía es la base de una relación consensuada. Un equilibrio al que hay que volver y que la relación entre productor y consumidor, si es posible, sea de amistad y de reconocimiento.

Esos jóvenes que antes gastaban parte de su dinero en copas y aperitivos de fin de semana ahora eligen gastarlo en su alimentación cotidiana. Y lo deseable sería que el ama de casa llenara su cesta con una compra responsable y natural.

Echa de menos José María a más cocineros activos y  empresarios de hostelería que lleven hasta sus negocios la revolución verde. El progreso ha comenzado por el sector privado. Que puede practicar cierta religión de la salud mostrándose muchas veces como talibanes de la alimentación. Aún falta el hábito cotidiano que debe producir serenidad y no una radicalidad esperpéntica.
Si la alimentación es energía será preferible, y más saludable, sustentarse con productos criados de una manera más natural, que respeten y conserven la tierra.  La dualidad alimentación y salud es base de una sociedad mejor preparada culturalmente.

Ha optado José María por mostrar sus productos bajo un estético gusto alejado de lo espartano. A lo eco por el diseño parece decirse  quien se lamenta de la frivolidad de unos políticos que son los únicos en Europa en permitir el uso de transgénicos.

La naturaleza le ha equilibrado. José María,  tendero verde, le devuelve amor generoso de padre.





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