domingo, 3 de noviembre de 2013

EL CACHARRERO DE OJOS VERDES

GASTROGURÚ 6
JOSE ANGEL DÍAZ
DIRECTOR DE JOSÉ DÍAZ. Suministros hosteleros.
fotografías: antonio juan gras alarcón






Que más de ciento quince años de tradición familiar te miren desde una factura enmarcada en la pared indica que el negocio de suministrar materiales para que familias y hosteleros coman y den de comer no pilla por sorpresa a este hombretón que desde sus ojos verdes  filosofa sobre como la transformación, en su sector, tampoco se ha detenido.

José Ángel  Díaz es uno de los artífices  más evidentes de que nuestra comunidad haya sido siempre una avanzadilla a la hora de poner sobre la mesa cuberterías, vajillas y materiales que hacen que una comida en establecimiento público,  o una celebración casera, sea cuidada hasta en sus más minúsculos objetos.
Analiza con palabras de historiador formado en puntuales ferias, que visita desde hace decenas de años, catálogos de las más selectas empresas del mundo y la obligación de saber de primera mano de lo que habla, una situación que comenzó a transformarse en los años 50/60, cuando el bienestar social comenzaba a ser habitual en un país donde las familias celebraban, básicamente, homenajes dominicales.

Los restaurantes se uniforman, miran la lección que da Francia y Portugal, con su maestría decorando platos con bandas de oro utilizadas por la realeza e imitadas por la restauración.  Pero la cabeza de lanza de la vanguardia la promueve el sector del vino, siendo las primeras copas las que se abren a recibir un incipiente mundo que trata de festejarse con los primeros destellos lo que años más tarde será una imparable marea de cultura gastronómica.

Este cacharrero selecto, que es capaz de alabar a la competencia porque nos hace ponernos las pilas, sabe que el inicio de la transformación gastronómica de la España que hoy se siente como uno de los países más vanguardistas del mundo  en cuanto a cocina, comenzó de la mano de la cocina vasca, “cuando Adriá andaba haciendo el servicio militar por Cartagena”. Y su misión ha sido ir escuchando la demanda de los que querían dar un paso más allá pero teniendo ya preparado el camino.

Las vajillas han pasado de ser básicamente resistentes a  ostentar diseños  que han podido más que las propias fábricas de producción que han ido sucumbiendo poco a poco, pese al empuje que tuvieron en el 2000 por la creatividad que capitaneó el genio del Bulli.

La poca previsión de este país, en el campo de servicios, la expone José Ángel al hablar de  la escasa visión de nuestros gobernantes por no haber creado antes escuelas de hostelería que formaran jóvenes que tuvieron que hacerse a fuerza de visitar cocinas, para tener una educación que sólo se ha conseguido a fuerza de trabajo. Las bases son siempre necesarias.

Ama estas tierras de Cartagena de tal manera que junto a su hermano Carlos  lleva empeñado en hacer del Asiatico, ese café con leche condesada y coñac que introdujeron los filipinos llegados hacia 1920 a la ciudad, un signo exportable de identidad que necesita su propio lenguaje a base de una copa de cristal, de la que hoy llegan a vender más de quince mil ejemplares al año, y unas medidas líquidas  exactas.


Cree que la tradición culinaria ha vuelto para quedarse, que se evoluciona hacia el mundo de las franquicias, y que  no necesitamos del glamour para reunirnos con los amigos. Es un gurú informado que alaba internet.




1 comentario: